sábado, 3 de diciembre de 2016

Goteo lírico en una tarde lluviosa

No sé qué emana de la sonrisa que tengo ante mí. Desprendes lumbre de tus ojos y calidez de tu boca en esta húmeda tarde otoñal;y todos tus sentidos quedan subyugados a tu ebúrnea mirada. Me arrastraría sin titubeos hasta ahogarme en el baile que tus dientes y tu lengua marcan cuando tu boca insufla tus fragrantes palabras. Y yo me hallo extasiado ante ti,hermosa desconocida,impregnándome del misterio de tu seductora mirada agazapada,cual escote,entre tus lacios cabellos. Si me dieras,beldad mía,un trozo de tu sonrisa,entonaría mi corazón la mayor polifonía que jamás el más inspirado de los ángeles habría salmodiado en el excelso éter donde adormecen las conciencias consumidas por la fragosa vida

lunes, 21 de noviembre de 2016

Notas de amor perdidas

Por cada paso que das,por más cerca que te encuentres,no puedo sino sentir cuán lejos estás de mí. Sentir en mi piel el roce de tus cabellos flameantes en cascada,acotar tu garboso caminar asiendo tus caderas con mis manos y unir tu boca con la mía,en aquel momento de mirada cómplice que preludia el principio del fin de todo cruce de palabras por una sinfonía de besos arrebatadores no vistos,pero sentidos por medio de latigazos en el alma y con el corazón desbocado. Aprehender el aire que traspasas al caminar para sentirte dentro de mí, damisela inefable,cuando mis manos están sedientas del roce de tu piel de terciopelo y del hechizo de tus ojos del color de una noche sin luna...

domingo, 20 de noviembre de 2016

Cuál Pesadilla...




Cual pesadilla abrupta que irrumpe en la noche,se apagaron las estrellas que no se pudieron contar tras una estela de hiel. El desierto se abrió camino devorando las rosas que no se pudieron recoger. Sus palabras empañaron las ilusiones que se grabaron en el corazón flamígero henchido de deseo. Se quiso volar con el ánimo imperioso de las águilas y se acabó con un triste y somero aleteo de una mariposa que encara su final en un infausto día de primavera. Y todo quedó enfangado en un erial de lodo que se quiso colmar con lirios regados a golpe de sonrisa. Las manos se desgajaron una de otra hasta perderse en la niebla del inapelable olvido, y el destino que debía conjugar los verbos más apasionados tornóse mezquino cincelando la fría losa que sepulta los recuerdos.